ALMOHADAS VERTICALES

Continuando con mi anterior artículo, voy a seguir  hablando de almohadas.  Básicamente, como ya he dicho, podemos dividirlas en tres grandes grupos: verticales, planas u horizontales y de rulocilíndricas. De las tres encontraremos multitud de modelos o variantes por lo que el tema resulta tan extenso que lo voy dividir en varios artículos.  En esta segunda parte hablaré de las almohadas verticales y posteriormente me ocuparé de las planas, de las cilíndricas y de las especiales.

Las almohadas verticales son las que tradicional y mayoritariamente se usan o debería decir usaban en España, aunque no sólo aquí, como ya hemos visto, también es el tipo utilizado tradicionalmente en Malta y se pueden encontrar puntuales ejemplos, casi siempre en los museos, en algún otro lugar de Europa como los antiguos  modelos de Mirecourt en Francia, alguno en Croacia,  o un modelo con un soporte realmente curioso de la región de Karelia (Finlandia) vinculado al encaje sin patrón y que todavía se utiliza. Para trabajar se colocan, bien encima de la encajera, apoyándolos en la pared o en una silla o mesa, en posición casi vertical, o bien en un soporte o pie, tipo atril.  

En España, donde su utilización es abrumadoramente mayoritaria, podemos hablar de tres modelos generales, la catalana clásica, larga, estrecha y redonda en su base y algo achatada en la parte de arriba, que es bastante similar a la de Malta. La de Almagro, más ancha, corta y aplanada, de la que tengo un pesadísimo ejemplo en el trastero… y que se usa en una posición más inclinada que la catalana. Y la gallega, parecida a la de Almagro, pero con dos palos de madera en la parte superior que permiten un mayor ángulo de inclinación de la almohada, porque como ya hemos visto las encajeras gallegas trabajan con una especie de sistema mixto, haciendo rodar también los bolillos sobre una pieza de piel o plástico llamada coira para que se deslicen mejor, con las manos hacia abajo, pero usando el método abierto. Los tres tipos están rellenos de paja, la mejor es la de centeno porque es más larga y muy dura y todas son muy, muy pesadas. Esto último, si bien es perfecto para trabajar resulta muy incómodo para mover la almohada. Actualmente para aprender no es suficiente con salir a la puerta de la calle, tenemos que ir a la “escuela” con la almohada a cuestas, lo que, unido a la dificultad de encontrar paja en las ciudades, ha hecho que el material de relleno de las almohadas sea la mayoría de las veces algún tipo de poliespán, tan ligero de peso que a veces al tirar del bolillo se viene la almohada detrás… También la forma ha cambiado ligeramente, suelen ser planas por detrás y redondeadas en la parte que se trabaja, muy similares a antiguas almohadas planas cuadradas europeas, pero que aquí se estrechan y son utilizadas en vertical. En cuanto a la tela, antiguamente era lisa y casi siempre de color verde, pero ahora se pueden encontrar de los estampados y colores más diversos.

 

                       

  Mundillo catalán                                     Mundillo gallego                             Mundillo de Almagro

Antiguo mundillo de Mirecourt (Francia)

               

Antigua almohada de la región finlandesa de Karelia para la realización de encaje sin patrón o freehand

 

La almohada vertical está muy bien para hacer encaje por metros, y aunque si el número de bolillos es grande resulta complicado llevarlos ordenados y a veces se pierde mucho tiempo organizándolos por grupos, siempre se ha trabajado de este modo en España. Además, presenta otro inconveniente, cuando se acaba el patrón y hay que subir la labor, o darle la vuelta para hacer una esquina, es necesario llevar a cabo un proceso bastante incómodo: atar todos los bolillos, retirar los alfileres, levantar el encaje, moverlo y volverlo a pinchar. Antiguamente se hacía así, incluso cuando yo empecé a hacer bolillos, pero afortunadamente, a alguien se le ocurrió la genial idea de poner los picados sobre unas piezas auxiliares de poliespán o similar, que permiten mover el encaje sin despincharlo y repincharlo de nuevo, colocando a continuación otra pieza con el patrón del siguiente tramo de encaje. Si el material de la almohadilla auxiliar tiene resistencia el encaje queda perfecto y es una solución muy práctica y cómoda.  Aunque si pones la pieza de espuma sin forrar la imagen es lamentable… un encaje tan delicado sobre un pedazo de plástico, muchas veces una colchoneta de gimnasio de colorines… produce un resultado que es visualmente penoso. Pero pese a  los años que hace que se viene usando este cómodo método por su eficacia y excelentes resultados, hay profesoras que prohíben a sus alumnas utilizarlo… me pregunto si también les prohibirán usar las fotocopiadoras y las obligarán a reproducir los patrones con el mismo método que nuestras abuelas… colocándolos sobre un cartón y picándolos con un punzón…

Magnífico ejemplo perteneciente a mi amiga Elena Díaz de una almohadilla auxiliar para mover la labor. Esta forrada con la misma tela que el mundillo... y los bolillos colocados en perfecto orden de revista. Como se puede apreciar se esta trabajando con el método cerrado

Y aquí un ejemplo deplorable de almohadilla auxiliar... sin forrar siquiera y colocada de cualquier manera

 

Sin embargo, ya antiguamente, cuando estos materiales sintéticos no existían, se encontraron soluciones al problema de subir el encaje cuando se trabajaban tiras largas: se incorporo un rodillo a la almohada sobre el que se coloca el patrón. Esta pieza auxiliar la encontramos añadida tanto en los cojines verticales, como en los planos de los que hablaré en el siguiente artículo.

Almohadas verticales con rodillo

 

Me ha llamado especialmente la atención, la forma de colocar el rodillo o incluso un disco giratorio que permite hacer esquinas cómodamente en los antiguos mundillos medio verticales de Mirecourt...

Antiguos mundillos  de Mirecourt (Francia)

        

 

Otra solución, aparentemente reciente, aunque luego veremos que no lo es tanto, son las almohadas formadas por piezas móviles o bloques que permiten subir cómodamente la labor, o incluso cambiarla de dirección para hacer una esquina sin despincharla. Son abombadas y anchas, similares a las gallegas y a las de Almagro y están divididas horizontalmente en piezas sujetas por un marco.  Me atrevería a decir, aunque no tengo pruebas de ello, que  en realidad estas almohadas están inspiradas en algunas de las almohadas planas europeas clásicas, sobre todo suizas, modificando su anchura y por supuesto usándolas en posición casi vertical y con el método habitual en España.

Almohadas verticales de bloques

            

Ambos modelos de bloques permiten subir la labor o girarla para hacer una esquina sin necesidad de levantarla del patrón

 

Existe un modelo de mundillo  con rodillo que  sólo he visto en España y que yo clasifico también como vertical en atención a la manera que tenemos en general de trabajar los bolillos las españolas, a pesar de que para ello se coloca sobre una mesa como las almohadas planas. Tiene aspecto de mueble, casi siempre con algún cajón y  en algunos modelos la superficie de apoyo de los bolillos es bastante horizontal.   

Almohadas verticales con rodillo de sobremesa

La cantidad de modelos distintos sobre la misma idea es muy numerosa, pero antiguos yo sólo los he visto en España

                

 

           

¿Cómo es posible trabajar con ese número de bolillos en una almohada con esa forma y ese tamaño? A mí me resultaría una tarea agotadora... e imposible.

 

En mi búsqueda de información para documentar este artículo, he encontrado algunas almohadas modernas realmente curiosas y que desde mi punto de vista demuestran que desde siempre para un mismo problema se ha llegado a las mismas posibles soluciones, a pesar de la distancia en el tiempo y el espacio ¿No recuerdan a las antiguas almohadas de Mirecourt?  Ambos ejemplos modernos son similares y se ha incorporado un disco giratorio, pero una es simplemente vertical y la otra de las llamadas de sobremesa y esta artísticamente decorada. De cualquier manera creo que son más un bonito capricho para realizar piezas muy concretas, que realmente útiles para hacer encaje de bolillos en general... Dado el tamaño del disco, para hacer un pieza con esquinas relativamente grande, habría que levantar igualmente la labor... ¿o no?

        

 

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